lunes, julio 05, 2010

La información en tu bolsillo... no es tuya...


Aunque estoy trabajando en las oficinas de GNP, no uso el acceso a internet de la empresa para trabajar. Es muy (muy) rápido pero tiene demasiados filtros.
Además de los “evidentes” (Facebook, twitter, youtube, etc), bloquean muchas páginas donde hay información valiosa, sobre todo para actividades de desarrollo.
He visto en incontables ocasiones como el programador de al lado consume hasta 1 hora buscando la forma de resolver un problema cuya solución está en una (o muchas) página para desarrolladores.
El utilizar mi conexión celular para el trabajo es una ventaja competetitiva que tengo con respecto a los otros programadores. Puedo entrar a cualquier página, oír música en línea, entrar a Facebook, YouTube, y descargar cualquier aplicación que esté en la red.
No me malinterpreten, no quiero presumir nada fantástico, sólo quiero llegar al siguiente punto:
La computadora que utilizo para trabajar es mía. Yo la compré. Por ende yo decido qué le instalo.
Puedo instalarle aplicaciones que me hacen la chamba más sencilla, juegos, aplicaciones para adultos, programas piratas, lo que quiera (aunque esté violando algunas leyes con esto, y deba asumir las consecuencias).
Y así es también con mi celular. Yo descargo la aplicación que se me antoje (gratis, comprada, hackeada) y se la instalo.
Al fin y al cabo, yo compré mi computadora y mi celular, por lo que yo decido qué les instalo, no?
Pues al menos con los celulares hay que darse cuenta que esto está cambiando
Tomemos el ejemplo del súper famoso iPhone: La aplicaciones que puedes instalarle sólo puedes descargarlas de su tienda en línea, y para que una aplicación esté disponible ahí, es porque ya pasó por múltiples filtros de parte de Apple, quien decide “como dueño del celular que compraste”, cuales aplicaciones son aceptables para instalar, y cuales no.
Al parecer esto no le incomoda a nadie, juzgando por las interminables muestras de devoción al nuevo iPhone 4.
La política de Android parece ser un poco más flexible de entrada: Prácticamente cualquier aplicación puede subirse a su tienda en línea para poder ser descargada e instalada en cualquiera de los millones de dispositivos con Android.
He aquí la diferencia: Si alguna aplicación no es apropiada a los ojos del “dueño del celular que compraste”, la desinstala.
No, no te manda un aviso. No te manda un mail diciendote que tal aplicación es “inapropiada”, simplemente “entra a tu celular, y la desinstala”.
No estoy hablando del celular que te da la empresa para que trabajes. Estoy hablando del celular que tú escogiste, que tú pagas (o estás pagando mes tras mes), y que crees que es tuyo…
Qué pasa entonces con la información que ahí guardas? Es tuya?
Tus fotos, tus contactos, las llamadas realizadas, son tuyas?
No estoy hablando de lo que subes a Facebook. Estoy hablando de lo que tienes en tu bolsillo!
A mí, me espanta…
Me espanta no por mi caso particular, ya que seguramente me veré orillado a unirme a las filas de los Insurgentes del celular crackeado. Me espanta por la naturalidad con la que se está llegando ahí, y que a diferencia de un troyano que se instaló en tu máquina por andar viendo páginas XXX, se trata de un esquema legal…
Por cierto, cómo te caería esto en tu PC? App Store Windows 8?
Welcome my son. Welcome to the machine.